El estudio del sistema de castas es imprescindible, naturalmente, para el conocimiento de la India, pero al propio tiempo constituye un tema importante de la sociología general. Sin embargo, ocurre que, después de las dos importantes obras que marcan el tránsito de este siglo—la del sanscritista Sénart (1896) y la del sociólogo Bouglé (1908)—, ningún autor francés se ha ocupado del asunto para dedicarle un libro. Por otra parte, después de la segunda guerra mundial, determinados estudios de un género nuevo han renovado la cuestión en cierta medida; me refiero a los estudios intensivos de observación directa realizados por numerosos antropólogos, en su mayoría indios y anglosajones, que han vivido en los pueblos indios para estudiar la sociedad de castas. Ofrecer al público de lengua francesa una panorámica general, puesta al día, de la cuestión, a la luz de los más recientes trabajos, constituye, por los motivos expuestos, un deber para un especializado en el estudio de la sociedad india, que, desde hace algunos años, ha continuado sus investigaciones a expensas de la colectividad.
No estará de más prevenir al lector, desde el primer momento, advirtiéndole que no encontrará aquí nada que se relacione con los problemas que apremian a la India contemporánea. Como es sabido, la India, desde el momento mismo en que consiguió su independencia, decidió emprender resueltamente el camino del desarrollo económico moderno, pero sin sacrificarle la democracia instaurada por la nueva Constitución que ha de penetrar poco a poco su sociedad. Nuestro trabajo centra su atención en la tradicional organización social de la India desde un punto de vista teórico comparativo, con lo cual puede, cuando más, ayudar a comprender la inmensidad de la tarea emprendida (cap. XI).
En una obra como esta todo es, en definitiva, asunto de orientación teórica. Acerca de esto, no sería exacto decir que todo se lo debe a la tradición sociológica francesa. No nos hemos nutrido solo de ella, sino que hemos tenido la ambición de continuarla. La deuda con Bouglé es evidente, y a su lado debe ponerse muy particularmente a Robert Hertz—no tanto por su teoría de las “dobles exequias” o de la polaridad de las manos como por el espíritu de su método general —y, sobre todo, a Marcel Mauss.
La fidelidad a la inspiración profunda de Mauss aparece siempre destacada como condición del éxito de nuestros trabajos, y su enseñanza, como el gran principio ordenador de nuestras investigaciones. Si alguien creyese que el autor se desvía de este principio, deberá recapacitar sobre ello, pero entiéndase bien que, en cualquier caso, se trataría de deficiencias propias, no de intención. El autor de este trabajo tiene la experiencia personal de que las adquisiciones modernas de la especialidad y la disciplina exigen ser ordenadas en una perspectiva, cuya idea ha sido dada por Mauss, al menos a sus oyentes más atentos. Visto hoy desde fuera, Mauss, a veces, parece que es poco explícito y que nosotros debemos ser más precisos. Pero Mauss no nos enseñó unos conceptos, sino un camino que queremos continuar, inscribiendo en él los conceptos estrictamente necesarios. Preferimos que se nos acuse de imprecisión antes que recurrir a la jerga contemporánea, de dudoso valor para precisar particularidades a causa de la escasa atención dedicada a los problemas fundamentales que dan validez al lenguaje científico.
El estudio del sistema de castas es imprescindible, naturalmente, para el conocimiento de la India, pero al propio tiempo constituye un tema importante de la sociología general. Sin embargo, ocurre que, después de las dos importantes obras que marcan el tránsito de este siglo—la del sanscritista Sénart (1896) y la del sociólogo Bouglé (1908)—, ningún autor francés se ha ocupado del asunto para dedicarle un libro. Por otra parte, después de la segunda guerra mundial, determinados estudios de un género nuevo han renovado la cuestión en cierta medida; me refiero a los estudios intensivos de observación directa realizados por numerosos antropólogos, en su mayoría indios y anglosajones, que han vivido en los pueblos indios para estudiar la sociedad de castas. Ofrecer al público de lengua francesa una panorámica general, puesta al día, de la cuestión, a la luz de los más recientes trabajos, constituye, por los motivos expuestos, un deber para un especializado en el estudio de la sociedad india, que, desde hace algunos años, ha continuado sus investigaciones a expensas de la colectividad.
No estará de más prevenir al lector, desde el primer momento, advirtiéndole que no encontrará aquí nada que se relacione con los problemas que apremian a la India contemporánea. Como es sabido, la India, desde el momento mismo en que consiguió su independencia, decidió emprender resueltamente el camino del desarrollo económico moderno, pero sin sacrificarle la democracia instaurada por la nueva Constitución que ha de penetrar poco a poco su sociedad. Nuestro trabajo centra su atención en la tradicional organización social de la India desde un punto de vista teórico comparativo, con lo cual puede, cuando más, ayudar a comprender la inmensidad de la tarea emprendida (cap. XI).
En una obra como esta todo es, en definitiva, asunto de orientación teórica. Acerca de esto, no sería exacto decir que todo se lo debe a la tradición sociológica francesa. No nos hemos nutrido solo de ella, sino que hemos tenido la ambición de continuarla. La deuda con Bouglé es evidente, y a su lado debe ponerse muy particularmente a Robert Hertz—no tanto por su teoría de las “dobles exequias” o de la polaridad de las manos como por el espíritu de su método general —y, sobre todo, a Marcel Mauss.
La fidelidad a la inspiración profunda de Mauss aparece siempre destacada como condición del éxito de nuestros trabajos, y su enseñanza, como el gran principio ordenador de nuestras investigaciones. Si alguien creyese que el autor se desvía de este principio, deberá recapacitar sobre ello, pero entiéndase bien que, en cualquier caso, se trataría de deficiencias propias, no de intención. El autor de este trabajo tiene la experiencia personal de que las adquisiciones modernas de la especialidad y la disciplina exigen ser ordenadas en una perspectiva, cuya idea ha sido dada por Mauss, al menos a sus oyentes más atentos. Visto hoy desde fuera, Mauss, a veces, parece que es poco explícito y que nosotros debemos ser más precisos. Pero Mauss no nos enseñó unos conceptos, sino un camino que queremos continuar, inscribiendo en él los conceptos estrictamente necesarios. Preferimos que se nos acuse de imprecisión antes que recurrir a la jerga contemporánea, de dudoso valor para precisar particularidades a causa de la escasa atención dedicada a los problemas fundamentales que dan validez al lenguaje científico.